Podemos y debemos presumir de artistas. Para muchos son mayores que sus abuelos, para otros mayores que sus padres. Sin embargo, nada tienen que envidiar a las nuevas generaciones de artistas. Eduardo Chillida, Manolo Millares, Antonio López, Francisco Farreras o Tapies. Todos ellos nacidos entre 1920 y 1936.
Chillida es inconfundible en cuadros o esculturas. Si estás en el País Vasco no dejes de visitar su museo, jardín y taller; y nunca abandones San Sebastián sin pasar por el Peine de los Vientos.
En la trayectoria de Manolo Millares hay un antes y un después marcados por el año 1949. Millares pasó de paisajes y retratos al abstracto más "bruto" donde sus materiales son sacos agujereados, tela de arpillera y cuerdas sobre los que pega objetos muchas veces encontrados en la basura y chorreados con pintura blanca, negra y roja.
Famoso por sus collages, y con una fantástica época marcada por el blanco y negro, Francisco Farreras sigue, con 82 años, creando. ¿Últimas obras? Línea de cuadros-escultura en piedra.
Tapies, autodidacta catalán con un estilo muy peculiar y lleno de simbolismo, creando un estilo propio dentro del arte de vanguardia del Siglo XX.
No son tan modernos y "chocantes" pero los dibujos de Antonio López te trasladan a una solitaria Gran Vía un domingo cualquiera. Podrías pasar horas mirando el dibujo de su mujer en la cama, transmite calma y serenidad rozando la perfección.
